En los últimos años, la preocupación por el medio ambiente ha crecido hasta abarcar una amplia gama de productos cotidianos. Mientras que las pajitas y las bolsas de plástico han acaparado una gran atención, otro artículo común ha permanecido en gran medida ignorado: las lentes de contacto. Estos pequeños dispositivos de corrección de la visión, utilizados por millones de personas en todo el mundo, tienen una sorprendente huella medioambiental que exige nuestra atención.
La fabricación de lentes de contacto implica procesos químicos complejos y el uso de diversos materiales, como plásticos e hidrogeles de silicona. Estos materiales requieren métodos de fabricación que consumen mucha energía, lo que contribuye a las emisiones de carbono y al agotamiento de los recursos (Musgrave y Fang, 2019). Además, el embalaje de las lentes de contacto, a menudo de plástico y papel de aluminio, se suma a la carga medioambiental general.
La mayoría de los usuarios de lentes de contacto utilizan lentes desechables diarias o mensuales, lo que genera residuos importantes con el tiempo. Según una hoja informativa de la Asociación Amer icana de Optometría (AOA), aproximadamente 45 millones de personas en Estados Unidos utilizan lentes de contacto (Asociación Americana de Optometría [AOA], 2018). Teniendo en cuenta que el suministro de un año de lentillas desechables diarias para una persona supone desechar 365 pares de lentillas y su embalaje asociado, la magnitud de los residuos se vuelve asombrosa cuando se multiplica por millones de usuarios en todo el mundo.
Uno de los problemas más acuciantes en torno a las lentes de contacto es su eliminación inadecuada. Según un estudio de investigación científica de la ASU que revela que entre el 15 y el 20 por ciento de los usuarios de lentes de contacto las tiran por el inodoro o las lavan en el lavabo(Don’t Throw Those Contact Lenses Down the Drain | ASU News, 2018). Se calcula que esta práctica hace que entre 6 y 10 toneladas métricas de lentes de plástico acaben en las aguas residuales de EE.UU. cada año. Estas lentillas suelen descomponerse en microplásticos, que son difíciles de filtrar y pueden acabar llegando a nuestros océanos, ríos e incluso a la cadena alimentaria.
Cuando las lentes de contacto se descomponen, forman microplásticos, partículas de menos de 5 mm de tamaño. Estos microplásticos pueden absorber toxinas y contaminantes del agua circundante, lo que los hace aún más perjudiciales para la vida marina. Los peces, las aves y otras criaturas acuáticas suelen confundir estas partículas con comida, lo que provoca desnutrición, bloqueo del aparato digestivo y otros problemas de salud (Rolsky et al., 2020).
Las lentes de contacto que acaban en las instalaciones de tratamiento de aguas residuales pueden interferir en el proceso de tratamiento. Es posible que no se eliminen totalmente durante la filtración, lo que permite que pasen al medio ambiente. Esto no sólo afecta a la eficacia del tratamiento del agua, sino que también introduce contaminantes en nuestros sistemas hídricos (Rolsky et al., 2020).
Aún se están estudiando los efectos a largo plazo de la contaminación por lentes de contacto en los ecosistemas. Sin embargo, las primeras investigaciones sugieren que la acumulación de estos materiales en el medio ambiente podría provocar cambios en la composición del suelo, afectar al crecimiento de las plantas y alterar los delicados equilibrios ecológicos de los medios acuáticos (Yarahmadi et al., 2024).
Algunos fabricantes producen ahora lentes de contacto fabricadas con materiales más biodegradables. Aunque todavía no están ampliamente disponibles, representan un paso en la dirección correcta. Animamos a los consumidores a que investiguen y apoyen a las empresas que están innovando en este campo.
Para minimizar el impacto medioambiental, los usuarios de lentes de contacto deben deshacerse de ellas adecuadamente. La AOA recomienda depositarlas en contenedores de residuos sólidos en lugar de tirarlas por el inodoro o lavarlas por el desagüe (AOA, 2018). Muchos optometristas ofrecen ahora programas de reciclaje de lentes de contacto y sus envases, que recomendamos encarecidamente utilizar.
La cirugía LASIK (queratomileusis in situ asistida por láser) ofrece una alternativa convincente a las lentes de contacto, no sólo para mejorar la visión, sino también para la sostenibilidad medioambiental. Al eliminar la necesidad de utilizar lentes desechables diarias o de cambiarlas con frecuencia, la cirugía ocular con láser reduce significativamente los residuos continuos generados por el uso de lentes de contacto.
Aunque debe tenerse en cuenta el impacto medioambiental inicial del equipo LASIK y de los productos desechables utilizados durante la intervención, los beneficios medioambientales a largo plazo suelen compensar este coste inicial, sobre todo para quienes, de otro modo, utilizarían lentes desechables diarias durante muchos años.
Creemos que los fabricantes de lentes de contacto tienen la responsabilidad de abordar el impacto medioambiental de sus productos. Esto incluye invertir en la investigación de materiales más respetuosos con el medio ambiente, rediseñar los envases para que sean más sostenibles y educar a los consumidores sobre los métodos de eliminación adecuados.
Es fundamental concienciar sobre el impacto medioambiental de las lentes de contacto. Los profesionales de la visión deben desempeñar un papel clave en la educación de sus pacientes sobre el uso y la eliminación adecuados de las lentes. Además, animamos a los usuarios de lentes de contacto a mantenerse informados sobre las implicaciones medioambientales de sus elecciones y a considerar soluciones a largo plazo como el LASIK.
Aunque las lentes de contacto prestan un servicio inestimable a millones de personas en todo el mundo, es esencial tener en cuenta su impacto medioambiental. Si elegimos con conocimiento de causa, utilizamos métodos de eliminación adecuados y consideramos soluciones a largo plazo como el LASIK, podemos trabajar por un futuro en el que la visión clara no se produzca a costa de la salud medioambiental. Como consumidores y ciudadanos del mundo, tenemos el poder de influir en el cambio mediante nuestras elecciones y acciones. Luchemos por un mundo en el que nuestras necesidades de corrección visual se satisfagan de forma sostenible, garantizando que las generaciones futuras hereden un planeta más limpio y sano.
